You're falling, you're screaming, you're stuck in the same old nightmare.
He's lying, you're crying. There's nothing left to salvage.



domingo, 12 de junio de 2011

No es pereza, es saber que saldrá mal con certeza

Supongo que os extrañaría ver a una persona insegura siendo cruel. Parece que la tendencia a etiquetar a la gente se expande rápido, exactamente durante los cinco segundos que tardas en decidir en qué grupo meter a cada quién. Los que van a sufrir y los que por el contrario, van a ser recibidos con las piernas abiertas. Por eso todos aprendemos a ser algo, con mucha suerte y en pocos casos, a ser alguien. Las zorra entre las zorras, las de la camiseta verde o ellas. Muchas veces me pregunto si os creeis que estar gorda conlleva la inmunidad. Que las risas, las miradas y los insultos van a llegar, chocar y rebotar entre la grasa, perderse en ella y no volver a salir. Sonreir, girarte y pensar en las múltiples formas en las que nuestra redonda anatomía podría acabar con tu cara de gilipollas. Pues bien, así creasteis la inseguridad. Controlar hasta la forma de caminar y asumir que las risas no son contigo. Que vas a pasarlo mal y que si te haces daño en gran parte va a ser tu culpa. Tu culpa por mirarte al espejo y ver lo que ves, por no cambiar nada y por permitir que te influya. Bien, somos así. Soy así. Ni la primera ni la última que se da asco, aunque igual de las pocas que aprendió a convertirlo en crueldad. Esa que te permite reirte de ti misma, la que te deja hundirte cuando quieres. Pero sobre todo, la que te enseñó que si las palabras hacían daño tu podías llegar a ser muy mala. Y desde entonces lo soy.

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