No pretendo que la gente me entienda, odio que me agobien y más aun que intenten consolarme cuando no saben cómo. No es la primera vez que me llaman borde, y supongo que no será la última.
Me frustra no poder cabrearte. Tío, se que eres una persona, se que tienes sentimientos y mala leche. Se que te ponía que te hiciera cosquillas en el cuello, y se también que las excusas no son lo tuyo. No colaba que tuvieras frío en agosto, ni que negaras la evidencia. Me encantaba cómo se te ponía la piel de gallina, y cómo intentabas disimularlo echándome la culpa. Tenías tu encanto cuando decías estúpideces a las que yo no podía contestar más que con alguna burrada, porque me sacabas de quicio y ambos sabemos que lo disfrutabas. ¿Quién era entonces la borde?
Entiende una cosa, ni quiero ni puedo ser sólo tu amiga. Me parece genial que para tí no haya cambiado nada, pero no he sido yo la que he elegido esto. No voy a ser maja, porque simplemente no te lo mereces.
me ha encantado el texto
ResponderEliminary estoy totalmente de acuerdo contigo, con lo que piensas y con lo que haces...
solo espero que no te dejes llevar por lo que digan de ti porque seguro que no merecen la pena y no tienen razon ;)
1besazo